viernes, 3 de agosto de 2007

El grito amargo de Prisa

Cuando aún no han dejado los monigotes de Prisa de llorar por la muerte del emperador, del generalísimo de los imperios, las cosas en la sede de Prisa en Gran Vía están que arden. Y es que a los chicos de Prisa las cosas no les pueden ir peor... o sí, quién sabe.

Primero fue la caída de la Ser en el último EGM. Los últimos fracasos de El País en el OjD que le han llevado a preparar cambios para Septiembre. La marcha de un hombre fuerte de Prisa, Santiago Segurola, a Unión Editorial, su máximo competidor. La muerte del generalísimo. Y ahora el pobre Cebrián pierde una batalla judicial contra Jiménez Losantos. Y Cebrián, el paleto por excelencia de la otrora digna RAE, se desahoga como un niño pequeño en el diario de cabecera de Prisa. Sniff. Y encima últimamente Pedro J. y ZP están coqueteando. Y Cebrián siente celos. Cebrián está triste y celoso.

Pobre Cebrianín, huérfano de padre putativo. Se querella contra Losantos porque dice que Losantos se inventa pruebas del 11-M. Y va un juez y desestima tal acusación. Y ahora no está Polancón para inhabilitarlo como a Liaño. Y Polanquín aún está muy verde, y encima parece tan tierno como el pan Bimbo... Pobre Cebrián. Que dura es la vida, ¿verdad?

Anímate José Luis, que todo se pasa... Bueno todo todo... no. Cuando se ha sido y se es un sátrapa, al servicio de regimenes despóticos de todo pelaje (franquismo, polanquismo, felipismo...) y se ha ayudado a dar un golpe de Estado como el del 11-M, antes o después, te pillan. Disfruta de la poca dignidad que te queda. Ahora sufres en soledad... como si tuvieras hemorroides...

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