Al César, lo que es del César, indudablemente. Y hoy hay que reconocerle al presidente del partido popular dos cosas: un cambio muy favorable en su imagen, con un look más juvenil y bastante más delgado, y un discurso igual que el de siempre, pero que transmite alguna cosilla más que en otras ocasiones.
Como era imaginable el foro al que se enfrentaba Rajoy era muy complicado, con preguntas directas y comprometidas, interpelaciones y hasta interrupciones varias. Sin embargo Rajoy ha sabido salir airoso, y creo que sólo una o dos veces le he visto embarrarse para salir del atolladero. Y es que lógicamente en un foro como el que tenía Mariano se deben evitar los absolutismos y las expresiones tajantes, y hay que buscar las expresiones cordiales y relativamente ambigüas para evitar herir sensibilidades.
Por tanto las formas han sido buenas, y se nota que se ha preparado la lección, como los buenos estudiantes. Muy bien en la forma estética y en el continente, y muy bien en el canal de transmisión. Ahora bien, yo creo que en el contenido hay algunas cosas en las que discrepo.
En primer lugar está el tema de las acusaciones a su partido, asunto en el que Rajoy ha argumentado que no puede mojarse porque no se puede acusar a la gente gratuitamente. Y esto, viniendo del nuevo lacayo de PRISA, que ha colaborado en la desacreditación de Esperanza Aguirre, me abochorna. El Rajoy que ha apoyado a Camps hasta el infinito, está haciendo todo lo posible por cortarle la cabeza a Aguirre, y todos sabemos por qué. Todos sabemos que la viabilidad del grupo PRISA depende del dinero que salga de Caja Madrid, y por tanto de quien finalmente se haga con su control (me avergüenza tener que decir que un político controla una caja).
También es bochornosa esa defensa idiota que hace Rajoy de que la mayoría de los políticos son honrados. La gran mayoría de los políticos son unos sinvergüenzas. De hecho me remito a un programa afín al PP, El gato al agua de Intereconomía TV, en que en cada programa saltan a la luz decenas de casos sospechosos de corrupción y malversación de fondos en diputaciones y ayuntamientos de toda índole y color. Así que ese buenismo y corporativismo apesta.
El discurso de hoy de Mariano ha tenido aspectos interesantes, pero ha sido vacío en su contenido. Ha sido un discurso intelectualmente mediocre y políticamente ramplón. Sin embargo es evidente que es un discurso y una intervención de fines, y el fin, es decir, caer bien y convencer al foro al que se dirigía, se ha conseguido. Por tanto para mi personalmente hoy Rajoy no ha aportado nada nuevo, de hecho, predecía el 80% de las respuestas que iba a dar porque es una mera repetición de lo que lleva diciendo desde 2003. Sin embargo entiendo que el objetivo del programa es camelar a nuevos votantes.
Rajoy no sería un mal presidente del gobierno, aunque todos sabemos que el suyo es un proyecto agotado. Todo lo que encabece este señor, sorprendente defensor del inefable señor Trillo, está condenado al fracaso. Puede obtener victorias parciales, más que por él, por los que le rodean. Pero dudo que cuando sea él el gran baluarte, el objeto de decisión, la gente vaya a apoyar el actual proyecto del PP. A mi hace tiempo que Rajoy no me ilusiona, a pesar de que tenga razón en la mayoría de lo que dice. Como decía un participante del programa, hay que abrir las grandes ventanas del PP y dejar que entre el aire.