Ser médico un 20 de agosto
No soy nadie para dar lecciones de emotividad o de solidaridad, y menos en un momento como este. Pero quería compartir con todo aquel que lea estas líneas los sentimientos y emociones que recorren mi hipocrático y galénico organismo en estas últimas horas.
La profesión, misión, oficio y vocación médica exigen un grado de compromiso dificilmente igualable con el resto de profesiones, con la probable honrosa excepción de bomberos, policías y demás personas que se dedica a trabajar en medio de la tensión, el desasosiego y el caos. Cuando la normal emoción humana, cuando las lágrimas y los sentimientos afloran, como simple normalidad humana, el médico, el bombero o el policía deben mantener la mayor calma para actuar y obrar con la máxima diligencia.
Para un médico planterase una situación semejante es algo dramático. La vida de miles de personas está en nuestras manos. No son sólo las 153 personas accidentadas, sino sus familias, sus amigos, sus conocidos... los que van a sufrir el duro golpe de una muerte. Y eres tú, un simple y humilde médico, el que manteniendo la frialdad y con el máximo rigor, debe dar todo de sí para evitarlo. Lo más trágico de la condición humana se mezcla con la labor más comprometida y desinteresada del mundo.
Pido a Dios que nos ayude a dotarnos del máximo conocimiento y la máxima entereza para alientar al enfermo y para ser capaces de actuar con tesón y diligencia en situaciones como esta, en las que el dolor prima, pero en las que la profesionalidad y el saber médico deben sobreponerse a la situación. Hemos sido enviados para servir. Para las víctimas el eterno descanso, y para sus familias, mi más sentido pésame, mi más profundo afecto y una entrañable y compartida esperanza de resurrección.
5 comentarios:
¡Qué bueno verte por aquí! La verdad es que está muy bien lo que dices, mis amigos de Medicina tuvieron que estudiarlo para una asignatura llamada "Relación médico-paciente"...
Pero es cierto que debe ser difícil mantenerse estable al trabajar en una situación trágica...Vosotros si que tenéis Fuerza y Valor.
Un abrazo.
Tus palabras tranquilizan a los que sin duda, dependemos de profesionales como tú. Un abrazo y me alegro verte de nuevo escribiendo en tu blog. Un abrazo. Fede
Amplío tu reflexión a la vivencia de aquel psicólogo que llama a casa de un paciente porque no ha acudido a la cita que tenían planificada, y la esposa le dice que no podrá ir más porque se ha quitado la vida...
Bien hallado de nuevo, Alberto.
Sin duda profesiones todas ellas en las que en la mayoría de los casos no se les da el reconocimiento y respeto que merecen.
Me alegra verte de nuevo, un afectuoso saludo.
Me alegro verte de nuevo dando "caña" por aquí, un saludo
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