lunes, 3 de noviembre de 2008

Conciudadanos, prohibido opinar

Es curioso como algunas personas que se dicen defensoras de la libertad de expresión, quedan bastante en evidencia a la hora de la verdad, a la hora de los hechos. Resulta ciertamente curioso que cuando durante 4 años eramos todos a una en contra de Zapatero y su política, no había ningún problema. Ellos se adherían a todas aquellas iniciativas que significasen una defensa de la libertad de expresión reprimida y exprimida por la izquierda. Pero ahora, cuando la cosa es al revés, actúan hipócritamente de forma contraria a lo que venían predicando. Vamos, al más puro estilo "coñazo" del lider del centro español.

Todo esto viene a colación de las famosas declaraciones de la reina, más conocida como estatua griega de sal, y por las manifestaciones en contra de muchos, entre los que yo me incluyo. Por un lado una crítica firme y dura hacia una persona que no debe opinar por ser considerada figura moderadora de la democracia en España. Y en segundo lugar una crítica igualmente dura, aunque más subjetiva, sobre el contenido de las declaraciones de la reina.

Esta tarde, la periodista ultracatólica cercana a sectas del mismo pelaje, Cristina López Schlichting, ha abierto su programa con un editorial francamente deleznable, propio del grupo impositor católico que pseudolidera esta señora y que trata de marcarnos el camino a seguir a todos los que pertenecemos a la Iglesia. Lo que venía a decir la periodista es que apoya las palabras de la reina porque está de acuerdo con ellas, y posteriormente ha lanzado múltiples críticas contra todos los que han criticado a la reina por hablar y por lo que ha hablado, "incluída gente de la derecha".

Esta gente que critica al lobby gay por vivir de eso, de ser gay, hace exactamente lo mismo, vivir de ser católico. No son nada, no tienen ideología, ni gran cosa que aportar, todo gira en torno al catolicismo, ojalá fuera al casticismo, pero no, todo gira en torno a los púlpitos, los sagrarios y las casullas de oro. Una forma de sobrevivir y de subsistir dentro de la podredumbre, poniendo en la cumbre del cristianismo a una corriente minoritaria dentro del catolicismo, y mucho más aún dentro del cristianismo. Me refiero a las sectas ultracatólicas, mecanismos de poder y dinero, como los Legionarios de Cristo y el Opus Dei.

La señora Schlichting, basa siempre sus argumentos en su catolicismo, más aún, basa sus argumentos en la deformación del mensaje cristiano, en el esperpento católico al que pertenece. Es el problema de esta señora y de su confesor de cámara, el Padre Bru, que tan repetidamente han criticado al liberalismo por defender la libertad del individuo, alegando la pobreza que supone no creer en la trascendencia del ser humano. ¿Y ellos que saben de trascendencia? ¿Quién son ellos para afirmar que los que creemos en el individuo por encima de la colectividad no tenemos capacidad ni derecho a creer en la trascendencia del ser humano?¿Por qué ellos, pertenecientes a sectas minoritarias, tratan de marcar el camino que debe seguir el catolicismo, y peor aún, el cristianismo?

Así que mientras era la izquierda la que impedía la libertad religiosa, bienvenidas eran las opiniones de los liberales en defensa de ese derecho individual e innato del ser humano. Cuando era cuestión de unirse para defender a la Iglesia o para ir en contra de la EpC, no había nada que objetar, eramos gente liberal de derechas, un poco díscolos, pero grandes defensores de las libertades... pero ahora que cambian las tornas somos repudiados por estos payasos.

¿Y qué hubiera pasado si Sofía de Grecia, hubiera hablado a favor del aborto? En ese momento la periodista-lanzadera del Opus Dei habría bramado en contra de la reina, a la que hoy trataba de pelotear y agasajar desde las ondas populares españolas. ¿O es qué sólo nos gustan las cosas cuando lo que se dice o se piensa coincide con lo que yo digo o pienso, de forma perenne y cuadriculada? Mucha trascendencia del hombre, de púlpito y sotana eso sí, pero una falta de respeto a las libertades que da asco.

El tema es claro. Por un lado está el debate de si la reina debe hablar o no. Y yo, suscribo las palabras de González Pons, la corona debe mantenerse neutral en ciertos temas. En eso no hay duda, la reina ha metido la pata porque ha habldo de cosas muy delicadas que pueden herir a una parte de los españoles tan dignos e iguales como los otros. Y como yo creo en la igualdad entre los seres humanos, a los ojos de Dios, a los ojos de los hombres y a los ojos de la justicia, creo que este tema no tiene más que comentar.

Respecto al contenido de sus declaraciones, pues hay muchos aspectos que se pueden comentar. Es obvio que el desprecio de la reina hacia la figura de Aznar no me hace gracia, como no me gusta su postura al respecto de los matrimonios homosexuales, la familia u otros asuntos. Pero esto es discutible, y para muchos de esos temas he escrito artículos en otras ocasiones y puedo seguir haciéndolo. Cada uno aportará su punto de vista, discrepará en unas cosas u otras y al final podremos arrojar luz sobre algunas de esas cuestiones. Por ser la reina la que lo diga no tiene más razón que si lo dice mi abuela o el vecino del quinto. Y no aceptar este principio, con o sin trascendencia del hombre, demuestra una bajeza moral únicamente comparable con los grandes dictadores totalitarios del siglo XX.

Dejen ya de juzgar y prejuzgar a la gente por lo que sea o deje de ser. Dejen de traficar con los sentimientos de las personas y sean un poco empáticos. Uno puede defender sus argumentos hasta el infinito con la palabra, pero en una relación de igualdad con el "oponente". Creerse superior por un supuesto amparo de Dios, es adueñarse de una figura que es igual de trascendente, o quizá incluso más, para los que no nos dedicamos a predicar desde el púlpito pero que a lo mejor no tenemos problema en mancharnos las manos con los mocos o las legañas de los ancianos o de los enfermos terminales. Sí, esos de los que unos y otros tanto hablan, pero de los que ninguno sabe nada.

13 comentarios:

Jorge Castrillejo dijo...

Le has cogido gusto a la reina.

Caballero ZP dijo...

Yo soy el primero en afirmar que la monarquía me resbala, es más me sobra desde hace demasiado tiempo, ahora de una hipocresía sin límites criticar a la Reina por lo que dice cuando no gusta a la izquierda, o no es lo políticamente correcto, y no hacer lo mismo con el Rey cuando le besa el trasero a Zapatero.
Dicho esto y viendo que las palabras de Juan Carlos no tuvieron la misma repercusión, y nadie en la izquierda se rasgó las vestiduras ni criticó el posicionamiento del monarca. No tengo otra opción de afirmar que la Reina tiene el mismo derecho a decir lo que le salga del moño. No seré yo quien contribuya a que haya dos varas de medir.
Saludos

Miguel A. Pazos Fernández dijo...

Apoyar que la reina diga lo que quiera porque "estoy de acuerdo con ella" es un argumento realmente absurdo. La verdad es qie Cristina es malísima.

Un saludo

Andrés Álvarez dijo...

¡Ay, Alberto, la Libertad siempre a estado amenazada por los mismos demonios de siempre, los realistas absolutistas, los católicos reaccionarios, los totalitarios sedientos de sangre y los ácratas amantes del caos!

Destino del liberal es estar siempre cercado por las bestias...

Un saludos.

Rodrigo Manchado dijo...

La verdad es que, aunque en muchas cosas de base estoy de acuerdo con usted, me parece que se contradice en muchos aspectos.

¿Quién le ha prohibido opinar? Se queja de que le critiquen cuando ha dejado de comulgar con una supuesta mayoría dentro de la derecha cuando usted está haciendo lo mismo (no sólo en este post sino en otros muchísimos del blog) con aquellos que ya no opinan como usted.

Dice textualmente "¿O es qué sólo nos gustan las cosas cuando lo que se dice o se piensa coincide con lo que yo digo o pienso, de forma perenne y cuadriculada?". Es una pregunta que me gustaría plantearle a usted porque hace lo mismo con los que siguen la corriente de cambio de opinión del Partido Popular y que se han convertido en blanco de sus dardos.

Y añade: "Dejen ya de juzgar y prejuzgar a la gente por lo que sea o deje de ser". Pues eso, me parece que es algo que también se podría usted aplicar con respecto a sus críticas hacia grupos tan heterogéneos (la izquierda, por ejemplo) en los que caben pelajes muy diferentes.

En definitiva, creo que tiene usted mucho de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio por lo que sus argumentos contra "criticar y prejuzgar al que no opina como yo" resultan vacíos cuando usted ha sido tan rebiosamente crítico y prejuicioso contra aquel que no opinó como usted (o incluso que se atrevió a criticarle).

Pero insisto que en lo que respecta a sus opiniones sobre la monarquía y el Opus Dei estoy muy de acuerdo.

Alberto Esteban dijo...

usted??? Vaya forma más rara de dirigirse a mi!!

Rodrigo Manchado dijo...

Si te/le soy sincero, había escrito todo el comentario en la fórmula del tuteo y luego lo corregí porque me hace mucha gracia cómo muchos jóvenes de derechas se empeñan en mantener el trato de cortesía aun cuando hablan con amigos de toda la vida... Usted lo hace, NO LO NIEGUE!!

Alberto Esteban dijo...

Lo niego rotundamente, yo nunca trato a la gente de mi edad de usted!! Y más aún, no me gusta que me traten de usted!!

Rodrigo Manchado dijo...

JAJAJA, venga ya, que no me lo creo, no hay más que revisar los posts y los comentarios para saber que no es así.

Pero bueno, es una tontá (como dicen en mi tierra), que a mí me da igual, lo del trato de usted no era más que una gracieta. Te tutearé.

Saludos.

pcbcarp dijo...

La verdad es que lo del libro de la reina ha sido una metida de pata absolutamente inexplicable. Unas declaraciones off the record usadas malintencionadamente, aún se podrían entender, pero... ¡Un libro! No lo entiendo. Un amiguete me decía que era para congraciar a la monarquía con la derecha derecha, pero no me parece una maniobra nada hábil.

Por otra parte... ¡Estoy harto de hacerle propaganda gratis al libro de la Urbano! ;)

Rodrigo Manchado dijo...

pcbcarp, la urbano necsita financiación para el andamiaje interno que sostiene el cardado de su pelo, pobre mujer, tiene que sostener ese peinado que desafía la gravedad. Toda una obra de ingeniería.

Alberto Esteban dijo...

Sólo el de la señora Urbano??Y el pelo de la reina? y el de Pilar de Borbón???Y la duquesa??!!

Rodrigo Manchado dijo...

Están dando trabajo a los ingenieros de canales, puertos y cardados!! Si teníamos que estar agradecidos!! Además el pelo de la Urbano está homologado como estrucutra de contención de avalanchas y sirve como concha acústica para dar conciertos... si es que ese cardado había que aprovecharlo.