jueves, 5 de febrero de 2009

En defensa de Benedicto XVI

Hace unos días el papa Benedicto XVI levantó la pena canónica de excomunión a los llamados obispos tradicionalistas, un grupo de clérigos que habían recibido dicho castigo por no condenar el Holocausto, o mejor dicho, por apoyar determinadas actuaciones del nazismo durante los años más calientes del siglo XX.

A raíz de esto, parte de la comunidad internacional, estúpidos en su mayoría, han aprovechado la ocasión para emprender una campaña de insultos y descalificaciones contra la Iglesia Católica y el sumo pontífice. Y ya se sabe, cuando se mete uno con la Iglesia nunca está de más incluír en el paquete los delitos de la Inquisición y los casos de pederastia.

Tan potente ha sido la corriente de estupidez que se ha emprendido a raíz de la decisión del papa, que hasta la señora Angela Dorothea Merkel ha pedido una rectificación al papa. No hablaremos de España, donde los tontiprogres y pijitontos de turno han aprovechado la ocasión para, melancólicamente, rememorar los luminosos tiempos en que se quemaban Iglesias, se asesinaban católicos y se fusilaban curas.

En primer lugar hay que decir que la Iglesia contemporánea, en boca de sus máximos responsables, ha condenado hasta la saciedad la matanza nazi contra el pueblo judío. Desde el concilio Vaticano II todos los papas han condenado actuaciones como las perpetradas en Alemania durante el III Reich y la II Guerra Mundial. Se ha condenado esto como se ha condenado la actuación del Tribunal de la Inquisición y como se han condenado los casos de pederastia protagonizados por sacerdotes de la Iglesia Católica.

La ignorancia, siempre muy atrevida, es lo único necesario para decir barbaridades. Como una parte importante de la población desconoce lo más básico sobre el pueblo judío, no es de extrañar que sea esta gentuza la que clama contra el Estado democrático de Israel y clama ahora contra el papa. Si supieran lo que significa para los cristianos el judaísmo, y por ende el Antiguo Testamento, nadie sensato diría semejantes barbaridades.

¿Qué ha llevado al papa a tomar esta decisión? Esta decisión, explicable desde la generosidad, fue uno de los pilares del pontificado de Juan Pablo II. La capacidad de perdonar y reconciliar, la idea de alcanzar la máxima comunión entre los cristianos y llegar a un entendimiento con el resto de religiones ha sido uno de los caballos de batalla de los dos últimos papas. Por eso ahora Benedicto XVI da un paso más hacia la reconciliación con este perdón a estos obispos tradicionalistas. El reconocimiento al sufrimiento del pueblo judío y el perdón a estos obispos.

El ateísmo galopante que asola nuestra sociedad, junto con la "yihadización" de la religión, entendido como el miedo al islam por parte de Occidente, están llevando a una situación de estupidez generalizada. Estamos forjando una sociedad que no sólo trata de enterrar y dinamitar lo religioso, sino que trata de eliminar el mensaje cristiano y todo lo relacionado con él. Una sociedad dominada por el pensamiento único. Una sociedad en que se intenta llevar a la práctica el deseo "niechtziano" de anunciar la muerte de Dios. Pero ya lo dijo San Agustín, obispo de Hipona: nadie niega a Dios sino aquel a quien le conviene que Dios no exista.

4 comentarios:

Andrés Álvarez dijo...

Algunos no negamos a Dios, en cambio sí renegamos de las religiones organizadas.

Salud.

Fin de los Tiempos dijo...

Don Alberto, ni se moleste en replicar a los que critican la decisión de Benedicto XVI cuando se manifiestan por Hamás, Fidel Castro o llevan con orgullo la hoz y el martillo.

Que miren primero vigas en ojo propio...

Legionarius dijo...

Lo que se lleva ahora en España, al igual que en la época republicana, es el ataque sistemático a la Iglesia Católica, y todo gracias a los de siempre, a los socialistas y demás progresía.

Un saludo español...

Fanfatal dijo...

El anticlericalismo recalcitrante es típico de acomplejados; es algo que estamos viendo últimamente muy a menudo no sólo en la izquierda, sino en algunos que van de liberales y que les ha entrado de repente esa persecución al supuesto teocón y nacional católico. Algunos ven teocones al igual que el niño del sexto sentido veía muertos.