Vendedores de humo
Si algo caracteriza a nuestra sociedad actual es la existencia de vendedores de humo en cada esquina. En el trabajo, en las relaciones sociales e incluso en las relaciones personales cualquier hombre o mujer, hasta el más digno de confianza, puede ser un vendedor de humo.
Tanto es así que uno no deja de sorprenderse cada vez que se consigue desenmascarar a estos vendedores de humo. Suelen ser personas deslumbrantes, muchas veces brillantes y excitantes, pero que debajo únicamente esconden una doble moral y una actitud perversa y mentirosa difícilmente identificable.
¿Se puede hablar de traición cuándo se descubre que alguien que se creía de confianza es un vendedor de humo? Probablemente no. Probablemente la culpa es de quien cree lo que ofrecen estos pesqueros provincianos que van de pueblo en pueblo vendiendo vanalidades a tontos e ilusos que se lo creen.
Cualquiera podemos ser estafados por estos vendedores de humo. Cualquiera de nosotros podemos caer en la trampa de estos cameladores y especialistas en el timo, que se caracterizan por su don de palabra, su saber estar y su sutileza... que no son más que meras estrategias para conquistar y amaestrar a sus víctimas.
Son los nuevos protagonistas de la sociedad moderna. Están inmersos en nuestras vidas esperando a vendernos sus mentiras envueltas en un paquete casi rosa, y así conseguir que al final, tras la estocada definitiva, caigamos al albero como toros de lidia vencidos. Sangre a borbotones, sangre de dolor por la estocada, por el humo y por la mentira.
La cautela es nuestra mayor protección contra los vendedores de humo. Sólo así sabremos que al meternos en el "tunnel d´Or" de nuestras vidas conseguiremos esquivar a los vendedores de humo y alcanzar el fin, el fin del túnel, que no es más que la felicidad. El problema es que la mayoría, como tropezamos y caemos repetidamente con los vendedores de humo, tenemos cada vez más lejos la verdadera felicidad.
Si algo caracteriza a nuestra sociedad actual es la existencia de vendedores de humo en cada esquina. En el trabajo, en las relaciones sociales e incluso en las relaciones personales cualquier hombre o mujer, hasta el más digno de confianza, puede ser un vendedor de humo.
Tanto es así que uno no deja de sorprenderse cada vez que se consigue desenmascarar a estos vendedores de humo. Suelen ser personas deslumbrantes, muchas veces brillantes y excitantes, pero que debajo únicamente esconden una doble moral y una actitud perversa y mentirosa difícilmente identificable.
¿Se puede hablar de traición cuándo se descubre que alguien que se creía de confianza es un vendedor de humo? Probablemente no. Probablemente la culpa es de quien cree lo que ofrecen estos pesqueros provincianos que van de pueblo en pueblo vendiendo vanalidades a tontos e ilusos que se lo creen.
Cualquiera podemos ser estafados por estos vendedores de humo. Cualquiera de nosotros podemos caer en la trampa de estos cameladores y especialistas en el timo, que se caracterizan por su don de palabra, su saber estar y su sutileza... que no son más que meras estrategias para conquistar y amaestrar a sus víctimas.
Son los nuevos protagonistas de la sociedad moderna. Están inmersos en nuestras vidas esperando a vendernos sus mentiras envueltas en un paquete casi rosa, y así conseguir que al final, tras la estocada definitiva, caigamos al albero como toros de lidia vencidos. Sangre a borbotones, sangre de dolor por la estocada, por el humo y por la mentira.
La cautela es nuestra mayor protección contra los vendedores de humo. Sólo así sabremos que al meternos en el "tunnel d´Or" de nuestras vidas conseguiremos esquivar a los vendedores de humo y alcanzar el fin, el fin del túnel, que no es más que la felicidad. El problema es que la mayoría, como tropezamos y caemos repetidamente con los vendedores de humo, tenemos cada vez más lejos la verdadera felicidad.
1 comentarios:
No me atrevo a especular con el sentido de la entrada. Pero el PSOE le puedo asegurar que está lleno de ellos.
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