¿Por qué se empeñan en desunir?

Después de todas las tramas de espionaje y contraespionaje que estamos conociendo en los últimos días, de las que me creo la mitad, y de los discursos de Aguirre y Gallardón ayer en el foro de internautas del PP, uno se queda absolutamente descolocado.

No me entra en la cabeza el afán de determinados sectores del PP por desunir a la derecha, por separar y resaltar lo que nos separa, en vez de tratar de unir y construir bajo la premisa de lo que nos une, que no es poco ni mucho menos.

¿Por qué ese empeño de obligar a un partido a caminar en una u otra dirección?¿Por qué esa manía de querer marcar un camino e interpretar que es el único correcto y verdadero?¿Por qué siguen con la maldita manía de hacer y decir cosas para separar, disgregar y desunir, cuando se podría hacer un esfuerzo por juntar, construir y unir?

Se van a cargar el Partido Popular entre unos y otros. Es imposible que con un enfrentamiento tan directo entre los líderes del partido se pueda transmitir la suficiente confianza a la ciudadanía para recuperar el poder y echar a Zapatero, que debería ser el bien mayor, el fin último.

No es cuestión de que unos culpen a Esperanza Aguirre de esta situación y otros a Alberto Ruiz-Gallardón. No creo que uno sea mucho más culpable que otro. Lo que creo es que en nada ayudan actitudes retadoras y vengadoras, filtraciones interesadas a la prensa y procedimientos más propios de la izquierda que de la derecha.

De hecho creo que el futuro real del PP, un futuro con garantías sólo pasa por dos posibles situaciones. La primera es la escisión del partido en dos bloques y que cada uno vote a quien quiera. Así se mediría la verdadera fuerza de Aguirre contra Gallardón. Esto podría beneficiar a la derecha, que acumularía un mayor número de votos que la izquierda. Pero también podría salir el tiro por la culata y ser la estocada definitiva que matara a la derecha política.

Y la segunda opción es refundar el PP. Pero refundar el PP con dos premisas. La primera es eliminar de la primera línea a cualquier político asociado a las "tendencias" actuales, es decir, sin Aguirre, Gallardón, Rajoy ni Aznar. Y la segunda es definir claramente los principios del PP huyendo de encasillamientos en tendencias históricas, es decir, huyendo de que el PP sea de centro, de derechas, reformista, liberal o lo que sea. El PP debe ser el partido de los ciudadanos, con principios inquebrantables pero abierto a todas las posibilidades.

Con este gobierno España va hacia la bancarrota. Y sólo el PP puede hacer frente a este caos. Pero para ello lo primero y fundamental es recuperar la credibilidad perdida, y estas cosas que van conociéndose por la prensa sirven para todo, menos para eso.