lunes, 22 de diciembre de 2008

Poesía y sentimiento

No es nuevo que Bécquer es uno de mis poetas preferidos, y hay muchas de sus rimas que me encantan, sobre todo la XLII. Pero esta que presento hoy aquí es una de sus rimas más bonitas. Y al que escribe estas líneas le viene como anillo al dedo.

Llegó la noche y no encontré un asilo;
y tuve sed ... ¡mis lágrimas bebí!
¡Y tuve hambre! ¡Los hinchados ojos
cerré para morir!

¿Estaba en un desierto?
Aunque a mi oído
de las turbas llegaba el ronco hervir,
yo era huérfano y pobre... El mundo estaba
desierto... ¡para mí!

Sinceramente creo que es sublime. De hecho creo que Bécquer es el mejor poeta de todos los tiempos junto con Antonio Machado y Jorge Manrique. Aunque decir esto es ciertamente muy injusto y deja fuera a otros grandes como Quevedo, Zorrilla o Lorca. Incluso algunos contemporáneos como Gloria Fuertes son poetas bastante decentes.

No obstante no puedo dejar de reconocer que todo aquel que es capaz de escribir poesía, de sentir la poesía, ya es merecedor de un reconocimiento. Creo que es un género complicadísimo. Ya no sólo porque sea difícil escribir un cuarteto, una estrofa manriqueña o un soneto, sino porque la capacidad de transmitir al rimar está sólo al alcance de unos pocos.

De igual manera leer poesía requiere un gran esfuerzo intelectual, aunque supone una recompensa más que cuantiosa. Ser capaz de embeberse en una poesía, inmiscuirse e impregnarse de los versos, requiere incluso más esfuerzo que seguir una novela de Cela, del tipo Mazurca para dos muertos (que para mi no es mala, sino peor).

Así que vaya desde aquí mi humilde reconocimiento para todos los que escriben poesía y plasman su sensibilidad en unas pocas líneas. Y para acabar aquí dejo otra poesía, esta vez un soneto lírico, del gran poeta del Siglo de Oro español, Francisco de Quevedo, titulado "definiendo el amor".

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida, que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido, que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo,
enfermedad que crece si es curada.

Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada,
el que en todo es contrario de sí mismo.

9 comentarios:

Persio dijo...

Tremendos los últimos dos versos de Quevedo...

¡Feliz Navidad, Alberto!

Unknown dijo...

Desde luego escribir poesía, y que nos llegue al alma, es tremendamente dificil.
Jorge Manrique, y sus coplas a la ... me recuerdan cuando estudiaba bachillerato. Yo era de letras. Me las aprendí de memoria, cuan pronto se va el placer....
Por cierto, la nana de la cebolla de mi paisano Miguel Hernandez, no tiene desperdicio.
Lo bueno de estos poetas, es que parece que nos hayan escrito a cada uno de nosotros :)
Un cordial saludo.
Feliz Navidad-

Alberto Esteban dijo...

Cierto!! Miguel Hernández es también uno de nuestros grandes poetas.

Saludos Y Feliz Navidad

Natalia Pastor dijo...

Coincido con Persio:los dos últimos versos de Quevedo son marvillosos.

Aprovecho,Alberto,para desearte desde lo más profundo de mi corazón,Feliz Navidad para ti y los tuyos,y que el Niño Dios llene de Amor y Esperanza vuestros corazones.
Un beso.

Mike dijo...

Hola!

Pasaba un minuto por aquí para desearos a todos Feliz Navidad, en compañía de vuestros seres queridos.

Un fuerte abrazo y que Dios nos bendiga a todos!

pcbcarp dijo...

Mu bonito. No puedo resistirme a citar a Lope:

Ir y quedarse y con quedar partirse
partir sin alma e ir con alma ajena
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse...

Feliz Navidad

Anónimo dijo...

Feliz Navidad Alberto

Efrem dijo...

Estoy de acuerdo contigo en todo menos en reconocer ése esfuerzo intelectual del lector de poesía. Creo, además, que un buen poema debe ser la cosa más facilmente leíble e interpretable del mundo!

Buena entrada :)

Alberto Esteban dijo...

Sí, es cierto, tendría que ser lo más fácilmente leíble y a veces lo es... No pasa así con Quevedo, jeje. Pero lo que yo quería decir es que con la poesía si te metes en ello, te aislas del resto del mundo... aunque con algunas novelas también, claro.

Saludos