martes, 26 de mayo de 2009

Esclarecedor artículo de Tertsch

La verdad es que Tertsch es bastante hierático y rígido delante de las cámaras como director de informativos, pero para mi es una de las mejores plumas que se pueden leer, especialmente en las crónicas internacionales. Incluso creo que junto con Lázaro Carreter y algún otro ha sido de lo mejor que ha pisado la sede del diario de Prisa.

Hoy se puede leer en la versión digital de ABC un artículo escrito por Hermann Tertsch titulado El estudiante Ohnesorg en Atocha, donde en pocas lineas el periodista dice unas cosas claras, sencillas e irrefutables. Últimamente no me queda tiempo para crear, así que lo único que me queda es recomendar. Y el de hoy es un artículo que no tiene desperidcio en absoluto.

Les voy a contar hoy una confidencia -ha pasado ya mucho tiempo- sobre los prolegómenos de mi salida de mi anterior diario. Fue el primer incidente serio que tuve con la emergente secta de guardianes de unas esencias que eran sólo suyas. Hoy controlan la casa. Tanto, que en la redacción se habla en voz muy baja, como en los bares de Hernani, como en el Palacio de La Moncloa, por cierto. El hecho es que vino un miembro de la citada tropa a mi despacho y me anunció que el comité de redacción tenía una denuncia anónima contra mí. Que se transmitiría al director. Le pregunté si era una broma. No lo era. Le dije que lo de la «denuncia anónima» sonaba muy feo. A camisas pardas y negras, a abrigos de cuero. Y pregunté por la identidad del denunciante. Se me negó. La denuncia llegó al director. Era un periodista y mandó a paseo a los denunciantes. Éstos prosiguieron con su misión de purificación ideológica y con otro director consiguieron su propósito. Mi delito había sido declarar en televisión que yo tenía un mar de dudas sobre el trasfondo del atentado del 11-M. No esbocé una tesis propia ni me adherí a ninguna otra con o sin conspiraciones que me parecen disparatadas. Sólo dije que dudaba. Mi puñetera manía de albergar dudas sobre la verdad decretada. Hoy estoy seguro de que algún día se tendrá que volver a hablar del 11- M. Y no desde la marginalidad o el interés por un titular forzado.

Quizás no haya que esperar más de cuatro décadas, lo que ha tardado en llegar el espectacular giro en el caso de la muerte del estudiante izquierdista Benno Ohnesorg, abatido a tiros por el policía Karl Heinz Kurras. Fue durante una manifestación el 2 de junio de 1967. El asesinato de Ohnesorg -a manos de la policía «capitalista y fascista»- fue el detonante del movimiento violento de protesta que sacudiría a Alemania. Y generó las bases para el terrorismo alemán, tanto del llamado significativamente «2. Juni» como de la Fracción del Ejército Rojo (RAF) que durante muchos años mantuvo en estado de excepción -en algún momento contra las cuerdas- a la RFA. La muerte de Ohnesorg dividió a la sociedad, puso en riesgo la democracia y causó la muerte de decenas de inocentes. Ahora, 42 años después -como resultado del análisis de los archivos de la policía política (Stasi) de la Alemania comunista (RDA)- se ha sabido que Kurras, el policía que disparó a matar a Ohnesorg, era un miembro de la Stasi infiltrado en la policía de Berlín oeste. Kurras, de 81 años, ya ha confesado. Al izquierdista Ohnesorg lo mató la izquierda comunista. Para desestabilizar a la RFA, sembrar el odio y cambiar su historia. Aquí y ahora no se trata de hacer paralelismo alguno. Eso sí, Zapatero muestra ya en los mítines la mirada trastornada y el rictus descompuesto de los líderes bolcheviques de provincias cuando amenazaban al enemigo y acusaban al traidor de impedirle cumplir con brillantez su plan quinquenal. Impotente, vierte odio y discordia por doquier. Es peligroso. Dentro y fuera pueden aprovechar su siembra quienes no nos quieren bien. Alguien debiera advertírselo. Pero me dicen que Zapatero ya sólo escucha las voces que oye en su interior.

3 comentarios:

pcbcarp dijo...

A Hermann comenzó a írsele la pinza cuando dejó de frecuentar las guerras con Paco Eguiegaray y Pérez Reverte. No lo digo yo, sino alguno de sus amigos. Que saliera de El País era lógico sin teorías conspiratorias; porque, no es que no compartiera la línea del periódico, sino que era totalmente opuesto a ella.

Cosas análogas a lo del poli de la stasi se dan por desgracia a lo largo y ancho de este mundo con alarmante frecuencia. Pero relacionarlo sibilinamente con el 11-M me recuerda demasiado a otras teorías sobre que el 11-S lo montó el propio gobierno americano, o el Mossad

Anónimo dijo...

En cuanto al rictus de ZP, el análisis grafológico del sujeto a cargo de Cesar Vidal en Época es más que interesante.
Lo del 11M, yo sigo sin saber lo que pasó, lo que cada vez tengo más claro es que no fue lo que nos contaron.
Saludos

Piru dijo...

Que Zapatero es un peligro, ya se sabía en 1994, cuando hasta en su partido lo querían expedientar. Si entonces, que dentro del PSOE era poquita cosa, parece que fue responsable de esto, cómo no va a dar miedo ahora, con El Obvio a sus órdenes, o viceversa.