La presunción de inocencia
No soy jurista, pero he preguntado a un amigo que sí lo es a este respecto. Y según parece la ley ampara la presunción de inocencia, es decir, que la justicia ampara el derecho de un acusado hasta que se demuestre y/o sentencie por parte de un juez que es culpable o inocente. Pero en este país, en que de fútbol y medicina (y justicia, parece ser) todo el mundo opina, la presunción de inocencia es una cosa secundaria.
Un caso flagrante a este respecto fue la condena de Dolores Vázquez en el asesinato de Rocío Wanninkhof. No había pruebas suficientes para incriminarla, pero la fuerza del tribunal popular, por no hablar de la condena oficiosa por parte de la ciudadanía, obligó a su condena. Y a los pocos meses hubo que revocar la sentencia...pero el San Benito ya no se lo quita nadie a Dolores Vázquez. Ya no sólo no se respetó su presunción de inocencia, sino que además se permitió un juicio (con sentencia) paralelo en la calle.
La razón para traer ahora a la primera plana este tema es lo que ha pasado con el filósofo y presentador de TVE Manuel Torreiglesias, director del longevo y formidable programa Saber Vivir. A Torreiglesias le han cortado la cabeza sin mdiar palabra, acusándole de irregularidades con la publicidad de su programa. Él lo ha negado rotundamente. Pero en TVE no se ha respetado la presunción de inocencia, no se ha permitido al presentador que se explique...no se han planteado que se han podido equivocar... sospechan y si les da la gana, te cortan el cuello. La presunción de inocencia queda para limpiarse los zapatos.
O TVE es muy cobarde y no ha encontrado otra fórmula mejor para echar a Torreiglesias, o los directivos de TVE no entienden nada de buenas formas. Si Torreiglesias ha cometido irregularidades con la publicidad y él lo niega, no es suficiente con creer que se lleva razón, sino que hay que demostrarlo. Y si no lo hacen quedarán como unos sátrapas y unos mentirosos, por usar un pretexto como este, una falsa acusación, para liberarse de una de las caras más famosas de TVE.
Y para acabar otro ejemplo de presunción de inocencia, el caso Gürtel. En este asunto, igual que en el de los falsos espías de la Comunidad de Madrid, los medios y mucha gente dan por verdaderas informaciones que no están contrastadas y que en ocasiones se demuestran falsas. Si acusamos a una persona de algo, es la justicia la que debe determinar si es culpable o inocente, pero no podemos a partir de un indicio condenar paralelamente a una persona, aunque sea político, porque en caso de demostrarse que no era verdadera la acusación, la rehabilitación pública del susodicho resulta imposible.
Quizá esté pidiendo mucho pero hay que aprender a respetar a las personas. Cuando la justicia, en primera, segunda o última instancia, determine que una persona es culpable de un delito, en ese momento podremos criticar con dureza al malechor. Mientras tanto podremos comentar los indicios, pero no podemos ser tan desvergonzados de hacer juicios paralelos y condenar a personas en lugares alejados de los tribunales de justicia.
No soy jurista, pero he preguntado a un amigo que sí lo es a este respecto. Y según parece la ley ampara la presunción de inocencia, es decir, que la justicia ampara el derecho de un acusado hasta que se demuestre y/o sentencie por parte de un juez que es culpable o inocente. Pero en este país, en que de fútbol y medicina (y justicia, parece ser) todo el mundo opina, la presunción de inocencia es una cosa secundaria.
Un caso flagrante a este respecto fue la condena de Dolores Vázquez en el asesinato de Rocío Wanninkhof. No había pruebas suficientes para incriminarla, pero la fuerza del tribunal popular, por no hablar de la condena oficiosa por parte de la ciudadanía, obligó a su condena. Y a los pocos meses hubo que revocar la sentencia...pero el San Benito ya no se lo quita nadie a Dolores Vázquez. Ya no sólo no se respetó su presunción de inocencia, sino que además se permitió un juicio (con sentencia) paralelo en la calle.
La razón para traer ahora a la primera plana este tema es lo que ha pasado con el filósofo y presentador de TVE Manuel Torreiglesias, director del longevo y formidable programa Saber Vivir. A Torreiglesias le han cortado la cabeza sin mdiar palabra, acusándole de irregularidades con la publicidad de su programa. Él lo ha negado rotundamente. Pero en TVE no se ha respetado la presunción de inocencia, no se ha permitido al presentador que se explique...no se han planteado que se han podido equivocar... sospechan y si les da la gana, te cortan el cuello. La presunción de inocencia queda para limpiarse los zapatos.
O TVE es muy cobarde y no ha encontrado otra fórmula mejor para echar a Torreiglesias, o los directivos de TVE no entienden nada de buenas formas. Si Torreiglesias ha cometido irregularidades con la publicidad y él lo niega, no es suficiente con creer que se lleva razón, sino que hay que demostrarlo. Y si no lo hacen quedarán como unos sátrapas y unos mentirosos, por usar un pretexto como este, una falsa acusación, para liberarse de una de las caras más famosas de TVE.
Y para acabar otro ejemplo de presunción de inocencia, el caso Gürtel. En este asunto, igual que en el de los falsos espías de la Comunidad de Madrid, los medios y mucha gente dan por verdaderas informaciones que no están contrastadas y que en ocasiones se demuestran falsas. Si acusamos a una persona de algo, es la justicia la que debe determinar si es culpable o inocente, pero no podemos a partir de un indicio condenar paralelamente a una persona, aunque sea político, porque en caso de demostrarse que no era verdadera la acusación, la rehabilitación pública del susodicho resulta imposible.
Quizá esté pidiendo mucho pero hay que aprender a respetar a las personas. Cuando la justicia, en primera, segunda o última instancia, determine que una persona es culpable de un delito, en ese momento podremos criticar con dureza al malechor. Mientras tanto podremos comentar los indicios, pero no podemos ser tan desvergonzados de hacer juicios paralelos y condenar a personas en lugares alejados de los tribunales de justicia.
4 comentarios:
Alberto, yo he vivido muy de cerca casos similares de necesitar un culpable, de juicios callejeros que terminaron por meter en prisión a un amigo mio.
Se necesita buscar culpable por debajos de las piedras, se señalan con un vil dedo con kmuy pocos argumentos solo para callar a la sociedad cuando esta pide un culpable.
Pero vamos, también creo que somos nosotros, el pueblo, los que debemos de madurar un poquito
Estoy de acuerdo con Paco Rgodríguez en lo que a madurar se refiere: en mi pueblo querían tumbar de cualquier manera al alcalde, por supuesto, del PP, y lo involucraron en manejos sucios de constructoras y tierras. Lo fueron a buscar a su acsa con todo un grupo de policías, como si fuera un fujitivo y estuvo varios días declarando en el Tribunal Provincial. Paralelamente se movieron los hilos pertinentes de las malas lenguas y se le acusó en la calle de todo lo habido y por haber. Mi municipio, Aljaraque , es uno de los de mejor renta en España entera,este alcalde lo embelleció, le cobró a los que tienen dinero y construyó escuelas, gimnaisios, pistas deportivas, campo de fútbol, y muchas prestaciones a los mayores, pero hay muchos ignorantes por metro cuadrado que en cuanto el PSOE mueve un dedo, van detrás. Así las cosas ganaron las elecciones, basándose en pruebas falsas. Al tiempo se desestimó la denuncia y ahora, el ex-alcalde lleva sobre sus hombros una sarta de mentiras. Y nadie le ha pedido disculpas.
Así van las cosas en este país. Saludos amigos y buen finde.
Creo que en España nunca se ha entendido muy bien qué es eso de la presunción de inocencia y del juicio justo. Es verdad que la opinión es libre y que a veces las sospechas son tan fundadas que se puede hablar abiertamente sobre ello. Sin embargo, en otras ocasiones hay verdaderos juicios paralelos, a cargo de la prensa amarilla.
Me hace gracia cuando en las noticias recurren al "presunto". El "presunto asesino", el presunto agresor"... Sería mejor decir el sospechoso de, o el supuesto lo que sea, porque lo que se presume es la inocencia, no la culpabilidad.
Curiosamente, tanto Dolores Vázquez Mosquera como Manuel Torreiglesias, son gallegos.
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