viernes, 12 de octubre de 2007

La nívola de Zapatero

Ayer por la mañana Zapatero se levantó feliz. Sonsoles seguía dormida después del recital de ópera de la noche anterior y Zapatero se había despertado por los tenues rayos de sol que entraban por las rendijas de la ventana de su dormitorio monclovita. Zapatero estaba pletórico... en unas horas iba a recibir un baño de multitudes.

José Luis se pueso las alpargatas de cuadros marrones y bajó a desayunar. La doncella ya le había servido café colombiano recién hecho, panecillos suizos y un zumo de naranja. Zapatero desayunó con infinita calma. Saboreaba su éxito. Sabía que ese día triunfaría. Sabía que ese día, iba a ser un gran día.

Mientras José Luis, encorbatado como un lord inglés, se dirigía en el coche oficial hacia el desfile que se iba a celebrar en la Castellana le empezó a sonar su móvil de última generación: -¿Dígame? Ah hola Juan Carlos, ¿qué tal? Si, sí, no te preocupes, que ya di órdenes a la orquesta de que si me pitaban subieran el volumen del himno nacional. Venga que luego nos vemos. Adiós-.

Cuando José Luis se apeó del coche y mientras caminaba hacia el lugar donde debían recibirle como jefe del gobierno de España, Zapatero se ensimismó en dos hechos contrapuestos: los pitidos de la gente el año anterior y los aplausos de su gente el 14 de marzo de 2004. Iba en una nube. Iba sin darse cuenta de lo que le rodeaba, abstraído en su propio mundo interno.

Lo que pasó antes, durante y después del desfile de las fuerzas armadas ya lo conocéis. Zapatero volvió a casa feliz. Había sido un día maravilloso. El sol había lucido, el rey había estado exultante y el pueblo había vuelto a vitorearle como ese 14 de marzo de 2004. Es verdad. Zapatero, como el protagonista de la novela, o nívola, Niebla de Unamuno, vive con una nube en los ojos. Deja de saber cuando él es el personaje y cuando es el autor. Desconoce si está manejado por su creador o es producto de su imaginación. Zapatero vive, en su mundo particular, alejado, probablemente, de toda realidad. Lo que no sabe, como no lo sabía el protagonista de Niebla, es que el creador es el que decide lo que pasa, el que decide cuando desaparece el protagonista.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un cobarde. Debería enfrentarse a ciertas cosas. Va en el sueldo. Un saludo.

Súmmum dijo...

Ayer La Sexta y Cuatro estaban que trinaban por los pitos a ZP.

CRHoy dijo...

#Súmmun, hay que ver lo masocas que somos algunos. Yo me tragué el inicio del telediario de la Sexta y unieron los pitos a ZP con una imágenes de la extrema derecha, que no dijeron de donde las tomaron, quemando banderas de Cataluña e insultando a Carod. Vamos igualito...

Calandria dijo...

Estoy esperando que los creadores le hagan desaparecer lo antes posible. Me tiene hasta la coronilla este protagonista sin clase para ser un verdadero protagonista, ni segundagonista ni terceragonista... y así ad infinitum.
Saludos cordiales

Emperador dijo...

La gente está harta del Innombrable (es mejor no pronunciar su nombre, que da hasta mala suerte) y explotó cuando el homenaje a los caídos, el único momento que se expuso protegido, eso sí, bajo el paraguas del rey.
No tiene gallardía para salir a cara descubierta. ¿Alguien le ha visto últimamente salir en un acto público que no sea de su partido?
Saludos.

Decentes dijo...

Vive en su nube de sectarismo y totalitarismo.Esperemos bajarle de ella en marzo.Saludos