Viendo llover

No es ya sólo que esté lloviendo a cántaros en la calle, sino quje llevamos tres años de tormentas en España y uno ya empieza a querer que salga el sol. Pero mientras tanto el gobierno, como la gente, tranquilamente sentado en el balcón viendo llover.

A diario se nos plantean decenas de cuestiones trascendentes que serían objeto de comentario o de crítica. La velocidad d ela información es tal que algunas noticias casi se pasan por alto. Y es que la gente parece no enterarse de que tenemos muchos problemas, de igual forma que al gobierno le resbalan las gotas de lluvia de la tormenta.

Este gobierno, nacido de la manipulación y la mentira (y desde mi punto de vista ilegítimo), tiene la graciosa capacidad de provocar una abstracción absoluta en la gente a base de relámpagos o de cortinas de humo. Si por la mañana nos llevamos las manos a la cabeza ante el escándalo zapateril del día (vénase los presupuestos del estado, las intencionadas filtraciones de los medios amigos, el apoyo de ZP a las dictaduras...), a las pocas horas ya parece que nadie se acuerda. No sé si ya es cansancio del respetable, ignorancia de la ciudadanía o que una nueva bomba fétida mediática tapa lo anterior.

¿Y entonces qué? Lo más relevante en nuestra querida España es el himno, las banderas, la selección catalana... En un país democrático nadie debería apreocuparse de estas minucias, porque la constitución y los jueces serían armas suficientes para combatir semejantes fechorías... y mientras los demás debatiríamos de vivienda, educación o sanidad. Pero no. En España el debate político gira en torno a las más sórdidas estupideces.

Así que, amigos, tendremos que sacar el paragüas. Mientras ZP y la ciudadanía miran por la ventana, nosostros nada, a salir a la calle a mojarnos. Así están las cosas. Pero bueno, cada uno que rece por su propia conciencia.